Cómo logra Vauxhall que sus vehículos conserven el brillo durante más tiempo

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El fabricante de automóviles Vauxhall puede presumir de la excelente calidad y durabilidad de su pintura porque uno de sus principales componentes es el dióxido de titanio.

Aunque muchos clientes no lo sepan, el dióxido de titanio (TiO2) se ha convertido en uno de los pigmentos más comunes del mundo en pinturas de vehículos.

La calidad de las pinturas y de los acabados de automóviles y furgonetas ha mejorado notablemente en los últimos años, en buena parte gracias a que se les ha añadido TiO2. Esta sustancia tiene la capacidad de dispersar la luz, con lo cual se consigue un acabado más brillante y se protege la pintura frente al deterioro causado por la radiación ultravioleta.

Paul Wickens, responsable de la Unidad de Pintura en la fábrica de Vauxhall en Luton (Reino Unido), es muy consciente de las importantes propiedades del TiO2 a la hora de conferir un acabado inmaculado y duradero a los vehículos.

“Hace años, la pintura de los vehículos viejos se veía desteñida y blancuzca debido al daño provocado por la luz solar, pero ahora el dióxido de titanio contribuye a evitarlo”.
Wickens declara lo siguiente: “El dióxido de titanio es un aditivo muy utilizado en la industria de la pintura. Se usa especialmente en el color blanco, ya que ofrece unas buenas propiedades reflectantes, además de incrementar la resistencia de la pintura a la radiación UV y aportar brillo a la superficie”.

“Somos una empresa global, de modo que nuestros vehículos deben poder ir a cualquier rincón del mundo y preservar su brillo durante cierto tiempo. El dióxido de titanio ayuda a reflejar y disipar los rayos ultravioleta para proteger el acabado de la pintura”.

“Hace años, la pintura de los vehículos antiguos se veía desteñida y blancuzca debido al daño provocado por la luz solar, pero ahora el dióxido de titanio contribuye a evitarlo”.

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Máximo esmero en todo momento

La fábrica de Vauxhall en Luton es un tanto inusual con respecto a los estándares de calidad que observa la Unidad de Pintura. A diferencia de otros fabricantes, Vauxhall trata sus vehículos comerciales –como la furgoneta Vivaro– exactamente igual que su gama de turismos. Esto es algo positivo teniendo en cuenta que la fábrica utiliza más de novecientas toneladas de pintura al año.

“Puede que algunos den por hecho que, como aquí producimos vehículos comerciales, nuestros estándares son menos estrictos, pero en realidad nos sometemos a los mismos controles de calidad y auditorías internas que el resto de fábricas”, prosigue Wickens. “Se trata de algo muy importante para nosotros, así que pintamos nuestros productos ciñéndonos exactamente a los mismos estándares, una medida que ha ido ganando más y más peso a lo largo de los años”.

De hecho, con toda probabilidad los estándares son incluso más exigentes para los vehículos comerciales por el simple hecho de que las furgonetas tienen un tamaño superior. En la furgoneta Vivaro, la superficie que se debe pintar equivale a unos 52 metros cuadrados, mientras que en el modelo Corsa esta se reduce a unos 14 metros cuadrados. Es evidente, pues, que las furgonetas requieren una mayor cantidad de pintura.

La necesidad de aplicar más pintura en una superficie más extensa multiplica exponencialmente el riesgo de cometer errores si no se presta atención a los detalles. Por fortuna, Wickens y el resto del personal de la Unidad de Pintura siempre están ojo avizor. Jamás se han registrado casos de clientes descontentos con el acabado de la pintura de los vehículos producidos en la fábrica de Luton, cuyo rendimiento figura entre los mejores de la compañía.

Imagen de marca, hoy y mañana

Naturalmente, estos estándares tan elevados explican la excelente reputación de la división de Operaciones de Vehículos Especiales (SVO) de la fábrica. Su función consiste en proporcionar vehículos comerciales que luzcan colores corporativos específicos tanto a empresas con una flota discreta como a gigantes de la talla de Royal Mail, Sky, DHL y AA. En este contexto, los atributos del dióxido de titanio juegan un papel crucial.

“Esos clientes insisten categóricamente en que los colores de sus vehículos deben ser idénticos a los corporativos, algo que podemos conseguir en la división SVO”, cuenta Wickens. “Es una parte fundamental de nuestro negocio, ya que sus vehículos circulan constantemente por la carretera. El acabado de la pintura no solo debe ser perfecto cuando el vehículo sale de la fábrica, sino también tras cinco o siete años de uso; al fin y al cabo, es una extensión de su marca”.

“Cuando laven el vehículo en los años venideros, su capacidad reflectante y su aspecto deberían ser iguales a los que presentaba recién salido de la sala de exposición; esta es una de las muchas ventajas que aporta el dióxido de titanio”.